· Campaña se realizó hasta el 30 de setiembre, en donde se recolectaron laptops, tabletas, celulares, CPUs, teclados, mouse, entre otros.
· La campaña se realizó en alianza con Solirsa, pyme costarricense especializada en gestión de residuos electrónicos y quien se encargará del proceso final de la campaña.
Como resultado de la campaña de reciclaje de residuos electrónicos que el Colegio de Profesionales en Informática y Computación (CPIC) realizó durante el mes de setiembre, se logró enviar a reciclaje más de tres toneladas.
“Estamos muy satisfechos con la respuesta de los colegiados y la ciudadanía en general que colaboró en esta campaña. El objetivo del CPIC es generar un aporte de colaboración positivo en el medio ambiente y por ello durante un mes nos encargamos de recibir residuos electrónicos para así mitigar el impacto que estos tienen”, dijo Josué Estrada Solano, encargado de comunicación del CPIC.
El Gerente General Soluciones Integrales en Reciclaje-Solirsa, José Ramón Domenech Cots, detalló se recibieron 746 kg en aparatos electrónicos catalogados como varios; 579 kg en CPU; 502 kg en pantallas planas; 464 kg en impresoras/fax/equipo multifuncional; 287,5 kg en computadoras portátiles; 258 kg en servidores/switches; 226,5 kg en fotocopiadoras; 220,5 kg de UPS: 177 kg en monitores enteros; 66 kg en baterías ácido-plomo; 40 kg en unidades de refrigeración; 24,5 kg en microondas; 13, 5 en cartuchos de tóner y tintas; y 3 kg en celulares. Todo esto representa 3.607 kg, es decir más de 3 toneladas.
El CPIC realizó la campaña de la mano con Solirsa, una pyme costarricense especializada en gestión de residuos electrónicos, y quien se encargó de recibir los desechos para posteriormente ejecutar el proceso final de los aparatos y dispositivos, mediante una gestión integral, apegada a la normativa nacional e internacional.
Según datos de Solirsa, en Costa Rica se estima que se generan aproximadamente unas 67.000 toneladas anuales de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAAE), de la cuales, solamente unas 5.100 toneladas (aproximadamente el 8%) son recicladas por el sistema formal.
Las restantes más de 60 mil toneladas al año son mezcladas con la basura convencional, y recolectadas por el sector informal o tienen un destino desconocido lo cual conlleva un potencial daño irreversible al ambiente y a la salud humana.